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Eter y Mater/ Instalacion/3x3x3m/2011.

 

Serie de objetos que componen la instalación "Éter y Mater" expuesta por primera vez en la Galería Central del CNA en el 2011 como parte de la exposición colectiva "La cosa mas importante es la mas fácil de olvidar". 

 

Mater y Éter 

 

Los objetos que conforman esta serie en expansión son evocaciones del sentido simbólico latente en los orígenes de la funcionalidad. La fuerza que impulsa la creación de nuevos objetos también responde a un impulso vital que tiene múltiples maneras de manifestarse, si acaso la funcionalidad solo es uno de ellos, en lo simbólico se abre la posibilidad para indagar sobre las relaciones sensoriales que nos conectan a determinados objetos o acciones que realizamos.

 

Cuando la humanidad aún mantenía contacto cotidianamente con los animales, las plantas y los elementos naturales, también las divinidades estaban asociadas a estas manifestaciones de la vida que sobrepasan el humano entendimiento y así abren una vía de comunicación con un orden distinto e indefinible en ultima instancia. La necesidad de abrir la realidad mas allá del espectro visible del mundo conocido es lo que ha alimentado la construcción de lo sagrado. La generación de un orden mas allá que sostenga al orden que vemos. 

 

Todo empezó como una pregunta insidiosa sobre la naturaleza profunda de las cosas, algo así como: ¿Y si hay algo que no podemos ver de las formas que nos rodean? ¿de que manera se expresa el interior de todo lo que vemos en su capa externa? Me encontraba naufragando en una playa, caminaba por la arena mirando el mar y de vez en vez hallaba objetos preciosos en mi camino: plumas, piedras, trozos de madera pulidos por el mar o partes de inventos humanos desgastados. Los miraba y les preguntaba por su verdadera esencia, los volvía a mirar y solo me respondían con su silencio cosquilleante que no me permitía abandonarlos… Los llevaba conmigo y cuando reuní una buena colección, los extendía y organizaba por colores, formas o materiales. Esperaba notar similitudes o alguna pista de su esencia por medio ubicarlos en relaciones de parentesco.

 

En el camino fui registrando reflexiones, alternando con apuntes para comprender mi crisis emocional y ahí mismo fui generando una ruta que me guiaba en el proceso. Sobre todo se trataba de tensiones mantenidas entre opuestos: lo femenino y lo masculino, el día y la noche, el nacer y el morir, el amanecer y el atardecer…Todos los objetos que construí responden de alguna manera a una de estas relaciones o a varias a la vez, pero donde todos coinciden es en la ascensión de la materia hacia el cielo que he decidido llamar: Éter, por que es un termino que nombra lo que no tiene cuerpo pero que aun así es una estructura invisible por donde se transporta la luz: “El tejido del cielo que sostiene al rayo” y yo ya sabía que el rayo es la sinapsis, (-me lo había contado un rayo). Entonces trabaje con la idea de unir la materia y la idea o lo que es lo mismo: El cielo y la tierra. 

 

Sobre lo que surgió no tenia idea clara hasta que lo fui viendo aparecer, solo la convicción de provocar las conexiones que ya he escrito. Mas tarde me di cuenta de estar trabajando en la creación de una estructura cosmogónica que involucraba la psique y el cuerpo dando origen a unos objetos parecidos a herramientas pero que realmente no podían desempeñar función alguna, sino nada mas remitir a ella, como un rastro o un principio común pero otra cosa al final. Herramientas de pura información, para saber acerca del impulso que genera los objetos que al día de hoy nos acompañan y conforman el mundo en el que nos sentimos identificados.

 

También por otra parte son las fuerzas que ponen en juego estos objetos por medio de la materia y la estructura de que están hechos que manifiestan sus cualidades mas allá de la función como la potencia capaz de tomar múltiples formas. Y pienso en el deseo como esa fuerza creadora que seguramente impulsa a la idea a tomar cuerpo, creando el mundo que vemos, al mismo tiempo que determina el cómo lo vemos. Los objetos que creamos son nuestra manera de ver aquel interior nuestro invisible. 

 

Mater y Éter resulto ser el principio de una apología para entender el cosmos humano construido por los objetos que hemos creado y una alternativa para captar esa dimensión donde no solo somos funcionales sino también seres deseantes de fuerzas vivas que en algún momento se encerraron en la funcionalidad pero que mantienen aún la capacidad de manifestarse en una infinidad de formas.

 

La estructura de esta cosmogonía es flexible y permite cambiar su disposición en cada nuevo espacio y tiempo en que se presenta.

 

T.B.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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