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Por las mañanas escribí con un palo quemado en las paredes de está habitación al rededor de dos horas durante una semana. Ideas sin objetivo más que el de ser lanzadas. El ritmo fue el que muchas veces unió palabras en secuencias de sensaciones sin verificarse logicamente fueron llenando este cuarto de trazos veloces o torpes 

 

Mientras iba avanzando el dialogo, la escritura tomó la forma de una maraña de hilo enredado en las paredes del cuarto.

Reconocí palabras recurrentes en mi pensamiento, así es como el cuarto empezó a parecerse al interior de mi cabeza en donde el cuerpo esta presente mediante formas y texturas que el dialogo accidentándose en acumulaciones donde ya no se entiende deja ver.

 

De esta acción resultó un espacio que grita en silencio, recordandome los momentos en que lejos del mundo de la acción lógica atiendo las obsesiones que no acaban de tener forma, igual que una vaca va masticando el pasto de una pradera infinita.

 

Una vez terminado el espacio recogí fragmentos del texto girando desde el centro del cuarto y copiando frases al azar, agregue signos de puntuación y un titulo, con eso construí varios textos que fueron repeticiones del primer escrito en la pared con distinto orden y duración

 

De lo obscuro nacen formas resulto ser una acción donde exploré la construcción poética dentro de los limites del espacio. Donde adentro y afuera se reflejan el uno en el otro, y así pude ver eso que parece perderse tragado por la obscuridad.

 

 

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